lunes, 8 de diciembre de 2014

La anciana y su cuidadora cruzaban despacio la portería en dirección a la escalera que llevaba a la calle .La anciana ,menuda como un pajarillo . Sus ojos muy abiertos asoman tras el cuello del abrigo de piel como queriendo absorber la vida,agradecida  por poder cruzarse con los vecinos.Implorante casi,parece decirnos que quiere volver a  vivir.
La cuidadora nació muy lejos ,en un continente cruzado por montañas  sobre las que que planean los cóndores y en las cuales   llamas y vicuñas pastan la yerba de los cerros .Lleva años cuidando a la anciana y se ha deformado la espalda empujando la silla de ruedas por la rampa del garaje,antes de  que pusieran el elevador en la portería.Quizá por eso tiene ese rictus de dolor .

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